
Inevitable.
Realmente es inevitable. Lo hacemos constantemente aunque sepamos que no va a servir de nada. Nos tiramos horas y horas haciéndolo, y finalmente, nunca sucede como pensamos.
Y eso es lo que hacemos. Pensamos. Sobre todo y sobre nada, y normalmente lo hacemos sobre dos cosas realmente absurdas, el futuro y el pasado.
Siempre que llegas a casa después de haber hecho cualquier cosa, acabas pensando, hice esto lo otro, quizás debería haberme callado aquello. Y le damos tantas vueltas que hasta nuestra cabeza acaba mareándose. Y realmente lo malo de lo que a sucedido no es que pensemos acerca de ello, lo realmente malo es que pensamos, si hubiese hecho esto habría pasado... Y por gracia o por desgracia, no podemos cambiarlo por muchas vueltas que le demos.
Entre tanta vuelta, pensando en angustias y alegrías, comienzas a pensar en el futuro, próximo o lejano, realmente, nos es indiferente. Nos montamos nuestra película, de mañana iré y le diré esto, seguro, pero... y si las cosas no salen a si... aahhh pues claro le contestaré esto otro.
Hacemos y rehacemos la escena cincuenta mil veces en nuestra cabeza, barajando todas y cada una de las opciones.
Y cuando, a la mañana siguiente estas en el escenario en el que llevabas pensando todo el día anterior, dos semanas o un mes, nada sale como esperabas, y te decepciona.
Porque mas allá de si el ser humano es bueno o es malo, lo que si que hace sin excepción es ilusionarte, y gracias a aquella película que te montaste, la realidad se vuelve mas fea todavía.
Y después de todas estas frustraciones, vuelves a... pensar, inevitablemente.
Lo único bueno de esto, es que no siempre te decepcionas, y siempre consigue sorprenderte la persona que menos esperabas. Así que, tienes dos grandes opciones, arriesgarte y cazar decepciones, o vivir en un mundo gris en el que sabes que nadie conseguirá hacerte ver el arco iris por un instante.
Por mi parte, yo lo tengo claro, todo al tres, o en otras palabras, me frustraré hasta encontrar a aquellas personas que coloren mi arco iris, y en el que las decepciones formen una preciosa gama de grises.
Besos que ven alguna butterfly(L)
Realmente es inevitable. Lo hacemos constantemente aunque sepamos que no va a servir de nada. Nos tiramos horas y horas haciéndolo, y finalmente, nunca sucede como pensamos.
Y eso es lo que hacemos. Pensamos. Sobre todo y sobre nada, y normalmente lo hacemos sobre dos cosas realmente absurdas, el futuro y el pasado.
Siempre que llegas a casa después de haber hecho cualquier cosa, acabas pensando, hice esto lo otro, quizás debería haberme callado aquello. Y le damos tantas vueltas que hasta nuestra cabeza acaba mareándose. Y realmente lo malo de lo que a sucedido no es que pensemos acerca de ello, lo realmente malo es que pensamos, si hubiese hecho esto habría pasado... Y por gracia o por desgracia, no podemos cambiarlo por muchas vueltas que le demos.
Entre tanta vuelta, pensando en angustias y alegrías, comienzas a pensar en el futuro, próximo o lejano, realmente, nos es indiferente. Nos montamos nuestra película, de mañana iré y le diré esto, seguro, pero... y si las cosas no salen a si... aahhh pues claro le contestaré esto otro.
Hacemos y rehacemos la escena cincuenta mil veces en nuestra cabeza, barajando todas y cada una de las opciones.
Y cuando, a la mañana siguiente estas en el escenario en el que llevabas pensando todo el día anterior, dos semanas o un mes, nada sale como esperabas, y te decepciona.
Porque mas allá de si el ser humano es bueno o es malo, lo que si que hace sin excepción es ilusionarte, y gracias a aquella película que te montaste, la realidad se vuelve mas fea todavía.
Y después de todas estas frustraciones, vuelves a... pensar, inevitablemente.
Lo único bueno de esto, es que no siempre te decepcionas, y siempre consigue sorprenderte la persona que menos esperabas. Así que, tienes dos grandes opciones, arriesgarte y cazar decepciones, o vivir en un mundo gris en el que sabes que nadie conseguirá hacerte ver el arco iris por un instante.
Por mi parte, yo lo tengo claro, todo al tres, o en otras palabras, me frustraré hasta encontrar a aquellas personas que coloren mi arco iris, y en el que las decepciones formen una preciosa gama de grises.
Besos que ven alguna butterfly(L)
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